El deseo de sobresalir es extremadamente arriesgado. A veces se busca, y otras veces simplemente llega de forma involuntaria. En ambos casos, la falta de habilidad es la responsable cuando se trata de jueces deportivos y si no Pregúntenle a la FIA. Ya sea un árbitro en un partido o un comisario en una carrera de automovilismo.
La FIA ha demostrado un exceso de protagonismo preocupante. Es comprensible que sea complicado convivir con personajes tan importantes como los pilotos de Fórmula 1 en un entorno tan mediático y lleno de dinero, donde sabes que eres completamente irrelevante, una figura anónima que nunca debería buscar protagonismo.
Sin embargo, no todos comprenden su papel correctamente. Los periodistas no son figuras destacadas, los invitados tampoco lo son, y la FIA y sus comisarios nunca deberían ser el centro de atención. Algunos entienden mejor su función, mientras que otros creen que deben actuar en cuanto tienen la oportunidad.
Tanto en el Gran Premio de China como en el de Miami, la FIA repitió con el comisario principal y el comisario piloto; Nish Shetty y Vitantonio Liuzzi, una combinación que resultó desastrosa. Durante el Gran Premio de China se emitieron más de 129 kilómetros de documentos oficiales. 138 en el caso de Miami. Una cantidad desproporcionadamente alta que refleja el exceso de investigaciones y sanciones.
No se trata solo de investigaciones. Muchos de los documentos son simplemente protocolo, con notas del director, cambios de componentes, resultados o sanciones rutinarias, como un exceso de velocidad en boxes. Sin embargo, otras revelan que la FIA está perdiendo el control.
En China se impusieron seis sanciones y varias investigaciones que, aunque absolvieron a los implicados, podrían haber resultado en penalizaciones si los comisarios hubieran sido consistentes. A pesar del alto intervencionismo de la FIA, investigando incidentes sin quejas previas, como el contacto entre Fernando Alonso y Carlos Sainz en la ‘sprint’, luego tuvieron que investigar a petición de equipos, como la bandera roja provocada por Sainz durante la clasificación a pedido de Aston Martin, donde la FIA no supo cómo actuar.
En Miami, la situación no mejoró. Más de 16 sanciones y numerosas investigaciones polémicas. Y nuevamente, acciones que parecen injustificadas, como la salida de Lewis Hamilton en la ‘sprint’, o castigar el contacto de Sainz con Piastri pero no al revés.
La FIA está mostrando una alarmante falta de equilibrio. No solo por su manejo del caso Magnussen, sino por cómo sanciona a Lance Stroll por salirse de la pista en una lucha cuerpo a cuerpo con Alex Albon cuando ninguno cede suficiente espacio. Y sobre todo, por imponer directamente sanciones sin advertencia previa, arruinando las posibilidades del piloto.
Es extremadamente peligroso cuando los árbitros dejan de ser figuras anónimas y comienzan a destacar individualmente, lo que revela un exceso de protagonismo. En las carreras, cuanto más discreta sea esta figura, mejor.
La FIA tiene muchos defectos, incluida la falta de autocrítica y el proteccionismo que impide que los involucrados se expresen. ¿Cómo se puede evaluar una actuación si las partes no pueden opinar al respecto? ¿Cómo distinguir entre un buen trabajo y uno malo si no hay autocrítica?
Grandes Premios como los dos últimos no pueden repetirse, ya que se están acumulando puntos de sanción a los pilotos de una manera que eventualmente los dejará fuera del juego. La FIA será la más señalada después de diez años de inacción.
Hay mucho trabajo por hacer para la Federación Internacional del Automovilismo antes de que el descontento de los aficionados afecte a la Fórmula 1. Sin mencionar los resultados modificados horas después de las carreras o las constantes investigaciones por exceder el tiempo delta en las sesiones de clasificación, que pueden resultar en sanciones.
La FIA debe estar abierta a la crítica para mejorar su desempeño y restaurar la confianza en su impar
